25 de junio de 2009

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1. Nunca, y digo NUNCA, lleves tarjeta de crédito. Lo más práctico es preparar un presupuesto aproximado y llevar el dinero en efectivo porque así cuando se acabe no hay manera de conseguir más.



2. Lo mejor es no ir con ideas previas. Si te encantaron unos zapatos y no los compraste esperando a las rebajas, ten por seguro que no los vas a encontrar. Lo mejor es no buscar algo en particular.

3. Ah! Pero si al final si te compraste esos zapatos (que por cierto eran carísimos) las probabilidades de que te los encuentres en la tienda se multiplican; así que por tu bienestar emocional ni te acerques, y sobretodo ¡no mires el precio! Que siempre es algo que duele…

4. Aunque no se lleven ideas previas está bien pensar que se va a comprar. Piensa que necesitas invirtiendo sobretodo en básicos, fondo de armario y piezas que puedas usar la próxima temporada.


5. Ya en la tienda, PACIENCIA, porque lo más probable es que no encuentres un dependiente que te haga caso y la cajera será más incompetente que de costumbre. Pero piensa que vale la pena.

6. Es también frecuente emocionarse en la primera tienda y acabar con todo el presupuesto y luego ver cosas muy interesantes que no puedes comprar… así que ¡a racionarse! que los recursos son limitados, frente a necesidades ilimitadas.

7. Si has agotado tu presupuesto (y no hay tarjeta de la que tirar) vale esconder el vestido que te ha gustado para volver a por él más tarde (esto es la guerra).

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