Mientras Gisele Bündchen se encuentra con su amante en un hotel en lo oscuro de una esquina para Versace, en el hotel de al lado hay reunión de los góticos marylin-mansianos de Givenchy (Mariacarla Boscono, Iris Strubegger, Ranya Mardanova, Leonor S). Que de Cavalli he is the party ya lo sabemos (Isabeli Fontana), y que la mujer que vende Oscar de la Renta es elegante también.
Iris Strubegger es la mujer fatal de Valentino; si, esa que te espera recostada encima de los muebles cuando llegas a casa. A Madonna para Luis Vuitton ya me he cansado de verla, así que me quedo con el modelito y andando; y lo de Loewe no lo arregla ni la Bündchen.
Chloé, en un alarde de originalidad, tapado bien a Kasia Struss, Sigrid Agren y Karlie Kloss y las ha plantado enmedio de un campo caluroso cual epantapájaro. Cosa nunca vista. Jil Sander (Natasha Poly) no deja de vender el minimalismo al que estamos acostumbrados, mientras que Dolce&Gabbana se ponen las botas de excesos, vicio y una luz rarita con las chicas de la campaña pasada. Me quedo con la foto de família de D&G, joven como la línia.
Karl Lagerfeld retrata para Fendi a una melancólica i invernal (como tiene que ser !) Jessica Stam.
A Emma Watson le han dado el papel principal en Burberry pero la de YSL (Christy Turlington), no sé porqué, me recuerda demasiado a la anterior con Claudia. Las chicas Prada parecen aburridas y el anuncio, como anuncio, está muerto. Miu Miu (Hannah Holman), como es costumbre, lo resume todo a los accesorios. Gucci en su linea; nada nuevo bajo el sol.
Longchamp (repitiendo con Daria Werbowy, Kate Moss) se lleva el premio y de Chanel (Heidi Mount y Freja Beha) no puedo decir nada malo, solo que de momento no le quiten la cámara a tito Karl.
