En abril del 2005, Annie Leibovitz sorprendió con una Drew Barrymore de cuento de fantasia al cual me gusta recordar como fina confitura de fresa; concretamente la Bella y la Bestia en fotografias que, para que negarlo, parecen verdaderos cuadros. Unos meses más tarde, calzó a Keira Knightley los rapatos rubí para huracanarla hacia Oz; una mezcla de Dior Haute Couture, Marc Jacobs sandals, Balenciaga, Lanvian pumps, blusas rosas de Oscar de la Renta, Chanel, Miu miu, Louboutin's y mucho, mucho sendero amarillo...

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